Cada 2 de mayo se celebra el Día Mundial contra el Bullying. Una fecha que nació en 2013 por iniciativa de Javier Miglino, cofundador de la ONG Bullying Sin Fronteras, una organización que afirma ser la principal fuente de información sobre el Bullying y el Ciberbullying en el mundo. Se estima que el bullying, también conocido como acoso escolar, y su versión digital el ciberbullying, son responsables de más de 200.000 muertes al año, ya sea directa o indirectamente.
Según un estudio realizado por la ONG Bullying Sin Fronteras entre 2022-2023, a nivel mundial los casos de bullying continuaron creciendo y en promedio 6 de cada 10 niños sufrieron de forma diaria alguna forma de acoso tanto de forma física o a través de medios digitales.
México, Estados Unidos y España son los países que están siendo más afectados por esta problemática en el mundo. En el caso de México, la organización registró 270.000 casos y se ubicó como el país con mayor cantidad de casos de bulling y ciberbullying en el mundo. Sin embargo, no es el único país de la región que presenta una realidad preocupante, ya que el informe también destaca que Colombia, Argentina, Guatemala, Perú, Ecuador, Chile y Uruguay también están padeciendo un impacto significativo del bullying y el ciberbullying entre los más jóvenes.
Recordamos que el ciberbullying es la forma digital del bullying, una problemática que siempre ha estado presente en aulas y también en entornos laborales, pero el ciberbullying se diferencia del acoso cara a cara por factores como el anonimato, estar conectado las 24 horas o la dificultad de eliminar de Internet contenido que puede ser utilizado para afectar a una persona.
Las cuatro plataformas digitales consideradas más tóxicas en términos de ciberacoso son: Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp. Según la ONG, especialistas de todo el mundo concuerdan que la pandemia de la COVID-19 en 2020 y 2021 tuvo un especial impacto en la salud mental de muchas personas, sobre todo en niños y adolescentes.
El protagonismo de las redes sociales (con un modelo de negocio cuestionado por su impacto en la salud mental de los jóvenes) y el rol de los influencers han sido factores clave en el crecimiento del acoso cibernético. La importancia que tiene la imagen en estos tiempos y el constante bombardeo de estereotipos que marcan la pauta de lo que está bien y lo que está mal establece diferencias que muchas veces son la causa del bullying y ciberbullying. Temas como la forma de vestirse o el nivel de vida generan una brecha que impacta profundamente en jóvenes que cada vez más temprano acceden a dispositivos electrónicos y a las redes sociales.
La vuelta a la normalidad después de los años de pandemia provocó un aumento de los casos de acoso y ciberacoso, y en México, según el informe 5 de cada 10 adolescentes de entre 12 a 18 años ha sido víctima de ciberbullying en alguna de las redes sociales mencionadas anteriormente.
La educación es clave para ayudar a prevenir que los jóvenes se conviertan en víctimas o para intentar minimizar las consecuencias. Es importante que las personas adultas conozcan el impacto que tiene para los más jóvenes un “me gusta” y las implicancias emocionales de recibir o no esa recompensa. Lo mismo con fenómenos como el vamping, un término utilizado para describir el hábito de despertarse durante la noche para consultar notificaciones o enviar mensajes. Esto afecta el descanso y también trae otras consecuencias para la salud y la vida de las personas. Estar informados sobre estos temas ofrece mejores herramientas a los adultos a la hora de abordar este problemática y abre la posibilidad a un diálogo que puede ser fundamental para prevenir o aprender a lidiar con el acoso y el ciberacoso.
Las familias tienen un rol muy importante en educar y prevenir, pero también los maestros, las instituciones educativas, y sobre todo, los gobiernos. Dentro del aula, por ejemplo, se pueden explorar temas como seguridad en Internet y cómo comportarse en línea. En este sentido, crear espacios de intercambio para hablar sobre estos temas o realizar charlas de concientización puede ser una gran herramienta.
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En Argentina, por ejemplo, la ONG Argentina Cibersegura realiza charlas de concientización en escuelas en las que los especialistas comparten información, brindan herramientas y recomendaciones sobre el mundo digital y los desafíos que representan para los más jóvenes.
Vale la pena mencionar que si bien las redes sociales son un factor importante en los casos de ciberacoso, también han lanzado diversas funciones que buscan ayudar a prevenir el ciberbullying y otros tipos de violencia digital.
Trabajar en educación y concientización implica hablar de los peligros del ciberacoso, hablar sobre los distintos tipos de acoso cibernético que existen, como el ciberbullying, el grooming o trolling.
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También implica hablar sobre las consecuencias y los problemas para la salud mental y social de las personas, hablar sobre herramientas disponibles y formas de prevenir, cómo reconocer el ciberacoso u otras formas de violencia y por último cuáles son las medidas legales que se pueden tomar y cómo denunciar.
¿Cómo reconocer que su hijo o hija está atravesando por una situación de acoso o ciberacoso? Algunas señales podrían ser cambios en el comportamiento. Por ejemplo, si se vuelve más retraído o ansioso. También si comienza a perder el interés por cosas que disfrutaba hacer. Sobre todo si están relacionadas con actividades sociales. Otra señal para prestar atención: problemas en el rendimiento académico, si deja de utilizar las redes sociales o si hay algún cambio en el contenido que publica.
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