La carrera para nivelar la disparidad de género en muchas industrias sigue en aumento, y por varias razones correctas. Una fuerza laboral diversa ofrece a las nuevas contrataciones más igualdad de condiciones, y los estudios han demostrado que los millennials, que constituirán el 75% de la fuerza laboral para 2025, también consideran la diversidad y la inclusión al elegir empleadores. La diversidad también contribuye a mejorar la cultura del lugar de trabajo y tiene un impacto directo en la rentabilidad y productividad de una empresa.
Lectura relacionada: El desafío de ser mujer en la industria de la ciberseguridad
Mientras tanto, la industria de la ciberseguridad todavía se esfuerza por intentar cubrir las millones de vacantes que existen. En este sentido, recientemente se conocieron buenas noticias; por ejemplo, el último reporte elaborado por (ISC)2 sobre la fuerza laboral en el campo de la ciberseguridad encontró que por primera vez en años la fuerte escasez de talento disminuyó el año pasado. En 2013, las mujeres ocupaban solo el 11% de los puestos de trabajo en la industria de la ciberseguridad, mientras que en la edición 2020 del informe Women in Cybersecurity, también redactado por la organización de certificaciones en seguridad (ISC)2, asegura que las mujeres ya constituyen casi una cuarta parte de la fuerza laboral.
Por otro lado, el estudio también pone en evidencia otro problema que persiste: la brecha salarial de género. “Cuando se les preguntó sobre sus salarios del año anterior, el 17% de las mujeres dijeron que ganaban entre 50.000 y 99.999 dólares, 12 puntos porcentuales menos que los hombres (29%)”, explica el informe.
Es evidente que todavía queda mucho por hacer para cerrar la(s) brecha(s), un hecho que merece una atención especial en un día como hoy en el que el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer.
Un problema de percepción
Aunque la ciberseguridad es ampliamente percibida como una industria progresista y con visión de futuro, el hecho es que, en gran medida, sigue siendo una profesión dominada por los hombres. Según el último informe de (ISC)2, poco más de la mitad de los profesionales encuestados percibió que el porcentaje de mujeres en el campo aumentó en los últimos cinco años. Sin embargo, entre las mujeres, el 7% considera que el número de mujeres en el campo ha disminuido en ese período de tiempo, en comparación con solo el 4% de los hombres.
Esta percepción de crecimiento de las mujeres en la industria tuvo algunas diferencias de acuerdo con la región. Mientras que en Europa el 44% de los encuestados considera que aumentó la cantidad de mujeres, en América Latina esta percepción fue compartida por el 65% de los participantes. Probablemente esto tenga que ver con que la región de América Latina es la que registra mayor porcentaje de mujeres desempeñándose en el campo de la ciberseguridad, donde la fuerza laboral está conformada por un 40% de mujeres y 60% hombres. En Estados Unidos las mujeres apenas llegan al 21%, mientras que en Europa al 23% y en Asia-Pacífico 30%.
En términos generales, esto también puede que tenga una cuota de responsabilidad en la percepción errónea que se mantiene a través del tiempo y que forma parte de una problemática vinculada a la imagen que se tiene de la industria técnica y la idea extendida y errónea de que quienes se desempeñan en este ámbito son hombres nerds que usan gafas y trabajan día y noche en cubos o habitaciones sin ventanas. Un estereotipo muy arraigado y perpetuado por populares programas de televisión.
Cerrando la brecha
Varias organizaciones han puesto en marcha iniciativas destinadas a restablecer el equilibrio. Una de estas iniciativas es la Beca Mujeres en Ciberseguridad de ESET en Estados Unidos, que durante cinco años ha estado otorgando una beca de US$5,000 a mujeres que están cursando en la universidad y que aspiran a continuar su carrera en el campo de la ciberseguridad. El año pasado, ESET entregó US$ 20.000 en total a cuatro estudiantes destacadas que cursaban estudios en seguridad de la información.
Una de las ganadoras del año pasado, María Bolaños, es estudiante de la Universidad de Houston, donde se prepara para convertirse en especialista en seguridad de la información. Durante el verano trabajó como voluntaria enseñando a codificar a niños de comunidades marginadas.
“Esta beca ESET me acerca más al futuro que imagino para mí. Nadie esperaba que yo, como una latina que viene de un contexto de bajos ingresos, prosperara en ningún campo, y menos en el de la ciberseguridad. Por eso, haré todo lo que esté a mi alcance para demostrarme a mí misma que pertenezco aquí”, dijo Bolaños.
Otras organizaciones que trabajan para una mayor igualdad de género y mejorar las tasas de contratación incluyen a Girls Who Code o Women in Cybersecurity, iniciativas globales destinadas a promover a las mujeres en el campo fomentando e impulsando su pasión por la ciberseguridad. También hay iniciativas locales, como la que realiza en Estados Unidos el Centro Nacional para Mujeres en Tecnología de la Información.
Caminos de ingreso
Si bien la percepción desde afuera suele ser que quienes deseen seguir una carrera en ciberseguridad deben tener antecedentes tecnológicos, existen casos que demuestran lo contrario, como el de investigadora en ciberseguridad Lysa Myers, por ejemplo, que comenzó su carrera como florista y pasó a ocupar el puesto de recepcionista en una empresa de seguridad, para luego adquirir experiencia en el laboratorio de amenazas informáticas de su empresa.
Por supuesto, eso no quiere decir que la educación universitaria no sea relevante, sin embargo, es necesario hablar acerca de qué tan imprescindible es tener un título para desarrollar una carrera en ciberseguridad. Para aquellos que buscan cambiar de carrera y unirse a las filas cada vez más grandes de profesionales que se desempeñan en el campo de la ciberseguridad, a menudo es bueno estudiar los pros y los contras de cada alternativa para determinar cuál es la opción que mejor se adapta a la situación individual de cada persona, si obtener un título o seguir el camino autodidacta.
Esperanza para el futuro
Si bien el número de mujeres que ocupan puestos en ciberseguridad está aumentando, el camino para eliminar la brecha de género es todavía largo y está plagado de obstáculos. Un buen comienzo sería eliminar la percepción negativa de que la ciberseguridad no es una carrera profesional viable para las mujeres y, en cambio, resaltar las muchas razones por las que deberían considerar una carrera en este campo.
Más allá de los atractivos salarios y la satisfacción laboral, también es importante enfatizar que la ciberseguridad es diversa y las trayectorias profesionales no son lineales, lo que significa que a medida que uno avanza en el desarrollo de su carrera tendrá la oportunidad de crecer y desempeñarse en muchas funciones. Estos son solo algunas de los aspectos atractivos que pueden motivar a más mujeres a unirse a la industria en un futuro cercano.