La División de Biología Estructural de la Universidad de Oxford, también conocida como Strubi, fue víctima de un incidente de seguridad en el cual atacantes lograron acceder a varios sistemas, entre ellos equipos utilizados para preparar muestras bioquímicas. La prestigiosa universidad, que trabaja junto con AstraZeneca en una de las vacunas para el COVID-19, confirmó el incidente este jueves, aunque no pudo precisar el alcance del mismo.

La noticia fue reportada por Forbes, quien reveló que atacantes aparentemente de origen sudamericano, estaban presumiendo haber logrado acceso a los sistemas. Según confirmó un vocero de la universidad al medio, el ataque fue identificado y contenido y ahora están investigando lo que ocurrió. En este sentido, contactaron Centro Nacional de Seguridad Cibernética (NCSC) de Reino Unido quien está investigando lo sucedido.

Asimismo, la institución aseguró que el incidente no tuvo impacto en ninguna investigación clínica dado que no son realizadas por el área afectada, por lo que no hay información de pacientes en los sistemas. El laboratorio afectado sí ha estado involucrado en la investigación acerca de cómo las células del COVID-19 funcionan, y también incluye el estudio de otras vacunas candidatas, mientras que el desarrollo de la vacuna está bajo el dominio del Instituto Jenner y del Grupo de Vacuna de Oxford.

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La intrusión fue descubierta por Alex Holden de la empresa Hold Security, quien proporcionó capturas de pantalla de la red interna del laboratorio que los atacantes almacenaron en un servidor pobremente asegurado.

Las máquinas comprometidas en el ataque eran utilizadas para la preparación y purificación de muestras bioquímicas que son creadas en el laboratorio para investigarlas. Dichas muestras se han utilizado como parte del proceso de investigación para la vacuna contra el COVID-19, explicó un vocero de Oxford.

Los atacantes estaban comercializando estos accesos, lo que da a entender que la motivación detrás del ataque era económico y no espionaje. Sin embargo, según explicó Holden, “el grupo responsable de este ataque es altamente sofisticado y ha estado vendiendo de manera privada datos robados de sus víctimas”. El especialista agregó que los atacantes hablan portugués y entre las anteriores víctimas de estos criminales figuran universidades de Brasil, pero que también operan fuera de América del Sur. Además, añadió que también utilizan ransomware para extorsionar a sus víctimas.

Vale la pena aclarar que este no es el primer ataque a entidades involucradas en el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19. En enero se conocía que atacantes habían filtrado documentos sobre la vacuna robados a la agencia de medicamentos de la Unión Europea. Esos documentos estaban relacionados a la presentación reglamentaria de vacunas como la de Pfizer y BioNTech.

Dado el interés que demuestran los cibercriminales por la vacuna y por los actores que de alguna manera están involucrados con el desarrollo y distribución de la misma, no es extraño pensar que continuaremos viendo más incidentes de esta naturaleza. Además de reportes en los medios de supuestos ataques promovidos por gobiernos intentando obtener datos, en varios países se han detectado campañas de phishing apuntando a compañías involucradas en la cadena de suministro de las vacunas. Por lo tanto, los países y los organismos responsables de la gestión de las vacunas deberán tener en cuenta esto para prevenir cualquier tipo de intento de actores maliciosos que pueda provocar un problema mayor.