En países como Argentina, hace pocos días comenzó un nuevo ciclo lectivo. Junto a este inicio de clases empiezan a proliferar los perfiles de Instagram que retratan a las nuevas promociones de los últimos años de escuelas secundarias; un fenómeno que resulta un excelente disparador para establecer una charla sobre privacidad, datos personales, huella digital y respeto.
Esta costumbre se remonta a unos dos años atrás, cuando Instagram comenzó a hacerse sumamente popular y los adolescentes, con cada comienzo de su último año de educación secundaria, comenzaron con la práctica de crear perfiles “PROMO”. Generalmente, estos perfiles se crean con el consenso de la mayoría de los integrantes del curso y son nombrados siguiendo más o menos la siguiente fórmula:
“Promo” + “Número_de_Promoción” + “Iniciales_del_Colegio” o “Nombre del Colegio” (y sus variantes)
Una vez dentro de los perfiles públicos, nos encontramos con fotos y videos de cada uno de los integrantes del curso. El problema está en que son, en muchos casos, de las peores imágenes que nos podemos encontrar de alguien en la web, ya que retratan situaciones incómodas que se dan en reuniones, salidas y fiestas que los mismos compañeros capturan con sus teléfonos móviles, como puede ser un joven caído en el piso borracho o inclusive hasta algunos upskirt (práctica de tomar fotografías sin autorización debajo de la pollera de una mujer o utilizando el sanitario). Lo más controversial y particular del caso es que quien prepara el video suele ser el mejor compañero/amigo de la persona reflejada. De esta forma, los perfiles se van viendo incrementados, día a día, con más videos y fotos de las personas que comparten el aula de clase.
Para muchos, la publicación y el registro de estas imágenes denota una falta de respeto por el otro. Y si bien es cierto que en algunos casos son los propios jóvenes los que se exponen voluntariamente a esta situación, en la mayoría de los casos terminan siendo víctimas de circunstancias que escapan a su control y que suceden en espacios de su confianza, como puede ser, por ejemplo, haberse quedado dormido en un viaje o en la casa de algún compañero; interrumpido mientras hace uso del sanitario o grabado haciendo algún tipo de comentario o declaración en un ámbito privado.
En la actualidad, los chicos pasan muchas horas al día generando contenido, el cual en la mayoría de los casos tiene que ver con su imagen personal en diferentes facetas, como son, por ejemplo, las “selfies”, las cuales terminan comunicando más de los que ellos mismos quieren.
La popular frase de Andy Warhol que dice: “En el futuro, todos seremos mundialmente famosos durante 15 minutos”, describe muy bien la realidad en la que vivimos hoy
Pero lo que nos interesa remarcar en esta oportunidad es que parte de esta realidad, atravesada por imágenes, pensamientos y mensajes amplificados y extendidos por las redes sociales, confirma que, en la actualidad, los actos que se reservaban para la esfera privada quedan expuestos públicamente, generando un impacto nocivo en nuestra reputación y huella digital. Esto puede tener consecuencias negativas de diversa índole, donde uno de los peores escenarios podría ser que no seamos admitidos en una universidad o convocados a una entrevista laboral luego de que utilicen nuestras redes sociales como filtro, siempre disponible y gratuito. Aunque no es menor tomar en cuenta que también podrían tener acceso a esos contenidos nuestros padres, hermanos, abuelos, parejas, etc.
Conclusión
Estas son algunas de las situaciones que un adolescente promedio vive a diario y que vemos cada vez más seguido en los medios cuando se refieren a las consecuencias de una cultura que se sustenta en los “likes”, publicaciones y repost “obligados” para agradar a su grupo social, educativo, recreativo o de pertenencia.
Hace algún tiempo, Maria Zysman (Psicopedagoga, fundadora de Libres de Bulling), presentaba en una charla su alegoría del distinto en contraposicion al Hombre Masa (Ortega y Gasset), aquel que se reconoce “como todo el mundo” sin sentir angustia por esto. En su charla, Zysman concluía que hoy en día es dificil ser auténtico cuando en los diferentes grupos con los que interactuamos y convivimos para ser admitido es necesario aceptar el manejo de las redes sociales ─fundamentalmente del momento─, para intentar generar material que sea innovador, pero a la vez no tanto, ya que podría ser juzgado de “raro” y consecuentemente recibir la reprobación por parte del entorno.
La sobreexposición a la que los chicos se enfrentan hoy en día es mucha, lo que conlleva a una huella digital más extensa y profunda, por eso es que consideramos que la información, educación y acompañamiento que los padres y educadores podamos brindarles a nuestros chicos, es fundamental para que ellos puedan conformar vidas plenas, en las cuales las elecciones sean más conscientes y puedan visualizar el riesgo o amenaza que conllevan sus decisiones.
Autor del post: Javier Lombardi; mentor educativo de Argentina Cibersegura.