Muchos todavía creen que el cifrado es algo que solo utilizan James Bond y sus contrapartes del mundo real, como los altos mandos de la NSA y espías de agencias de inteligencia, para guardar secretos. Y aunque requiere de algunas instancias previas (como hacer backup y definir procesos de recuperación), a medida que la cantidad de información sensible que administramos aumenta, al igual que la cantidad de dispositivos que usamos a tal fin, el cifrado es algo que todos los niveles de usuarios pueden (y deben) considerar.
Sistemas operativos de escritorio como Windows, Linux y macOS, y sistemas operativos móviles como Android y iOS, ofrecen herramientas nativas que permiten cifrar contenido para que, en caso de infección, pérdida o robo del equipo, no sea accesible por terceros. Esto significa que el cifrado está al alcance de tus manos y sin demasiado esfuerzo.
Puede que en este momento estés pensando "¿quién se tomaría el trabajo de intentar acceder a mi información personal?" o "¿qué podría ser tan importante como para necesitar cifrado?". Tus contraseñas, tu información financiera, tus fotos privadas, la fotografía de tu documento de identificación o tu tarjeta de crédito que alguna vez enviaste por WhatsApp...
Sí, es cierto: difícilmente estés en una situación de película de acción, en la que te entreguen un disco diciendo "guarda esto con tu vida". Pero eso no significa que tu información no merezca ser resguardada, y todos tenemos archivos que queremos mantener seguros.
El cifrado solía ser una técnica para expertos que requería software especial de nivel empresarial, pero, como mencionamos anteriormente, los principales sistemas operativos ahora tienen sistemas integrados que son bastante buenos. En algunos casos es tan simple como hacer clic derecho sobre un archivo y elegir la opción de cifrarlo. En otros requiere más pasos, pero de ninguna manera es un proceso complejo como el que te imaginas.
En nuestra guía gratuita de cifrado te mostramos el paso a paso con detalladas capturas para cifrar información en Windows, Linux, macOS, Android y iOS:
Por supuesto que cuando hagas cifrado que requiera contraseñas deberás elegir combinaciones fuertes y robustas, que cumplan los estándares habituales: más de ocho caracteres, mayúsculas, minúsculas y espacios o caracteres especiales, palabras y frases que no sean obvias ni fácilmente adivinables.
Necesitarás poder recordar o acceder a esas contraseñas con facilidad; de lo contrario, imagina perder el acceso a tus datos más sensibles porque olvidaste la contraseña y no habías hecho una copia...
Antes de seguir imaginando un escenario caótico, recuerda que la solución a ese problema existe y se llama gestor de contraseñas. Hay una amplia oferta de programas tanto gratuitos como de pago, así que elige alguno y almacena allí todas tus contraseñas, para que no sea necesario recordarlas en todo momento.
Además de ciertos archivos en concreto, puedes cifrar el disco de tu computadora por completo, tu smartphone completo o la tarjeta SD, por ejemplo. Así que prácticamente no quedan excusas para no empezar a cifrar tu información.
Quizá mejor offline
Si tienes un verdadero secreto que bajo ningún concepto nadie debería ver sin tu autorización, entonces quizá mejor ni siquiera subirlo o enviarlo por Internet. Lo que esté offline estará mucho más a salvo que lo que esté online, así que en esos casos elige una memoria USB cifrada y guárdala en un lugar seguro.
A veces no es suficiente con las medidas que tú implementes, porque interactúas con otros sistemas, servicios y usuarios. Por ejemplo, cuando debes hacer reclamos o solicitudes por email, formularios en sitios web o redes sociales, en las que te piden datos como nombre de usuario, número de cliente, algún teléfono de contacto... y si ese proveedor no cumple tus mismos estándares, quizá termine poniendo en peligro tu identidad.
Así que recuerda que las bandejas de entrada y de salida tienen memoria a largo plazo y que si alguna información es altamente confidencial, debes tomar precauciones adicionales antes de enviarla por alguno de estos medios online. De lo contrario, podría ser robada de la bandeja de entrada de tu destinatario.
Si es necesario, pide ayuda a un experto o un amigo con conocimientos técnicos para enviar el archivo por correo electrónico en forma cifrada y, a continuación, envía la clave de descifrado por un canal de comunicación diferente. Si es realmente importante, podrías cifrarlo en un dispositivo extraíble y entregarlo físicamente.
Como verás, no necesitas ser un espía ejecutando una misión ultra secreta para resguardar tu información: guardar secretos en el mundo online es posible. ¿Qué esperas?