En la década de 1980, cuando la tecnología informática se encontraba en su infancia y el acceso a Internet en todo el mundo aún era un sueño distante, la idea de que las computadoras de color beige aparentemente inofensivas ubicadas sobre los escritorios de trabajo podrían llegar a infectarse con un virus parecía de ciencia ficción.
A pesar de que ya circulaban algunas versiones tempranas de fragmentos de código que ahora llamaríamos virus (por ejemplo, Elk Cloner, escrito para Apple en 1981), no eran el tipo de inventos maliciosos que nos resultan tan familiares en la actualidad.
Así estaban las cosas cuando varios usuarios que habían comprado software desarrollado por una empresa pakistaní insertaron inocentemente en sus equipos los ahora obsoletos disquetes para instalar software médico, pero descubrieron que habían instalado más de lo que esperaban. Lo que sucedió el 19 de enero de 1986 cambió el mundo de la informática para siempre.
Un nuevo ataque
El software, que se instalaba silenciosamente en los discos rígidos y ralentizaba los equipos, fue desarrollado por los hermanos Basit y Amjad Farooq Alvi de Lahore (si bien esto es sabiduría aceptada, otros expertos lo han cuestionado). Este virus del sector de arranque se considera el primer virus para PC, y se llamó Brain porque esta era la empresa que dirigían los hermanos (y que de hecho siguen dirigiendo).
Pero, ¿qué hizo que estos desarrolladores de software quisieran crear algo así? Sorprendentemente, lo que tenían en mente al desarrollar el programa era proteger en lugar de atacar, aunque, como sostienen algunos investigadores, no actúa realmente como un esquema de protección de software.
Como creían que su software estaba siendo copiado injusta o inmoralmente, escribieron este programa para protegerlo. Irónicamente, al tratar de protegerse a sí mismos, sin querer atacaron las PC de terceros. Una vez más, es importante señalar que esta es la historia presentada por los hermanos Alvi - podría haberse tratado fácilmente de represalias, para castigar a los piratas de software.
Experimentación exitosa
En un documental de 2011, Amjad Farooq Alvi explicó que la idea también surgió por curiosidad intelectual. "Estábamos experimentando con varias cosas. Una de ellas era si podíamos tener tareas múltiples en DOS", dijo.
También estaban interesados en explorar la seguridad del entonces nuevo sistema operativo. "El DOS era un sistema nuevo y, cuando exploramos sus problemas de seguridad, nos dimos cuenta de que era posible infiltrarlo con un fragmento de código".
Por último, los hermanos estaban interesados en conocer el alcance de su software. "Queríamos entender cómo se movían los disquetes, los programas y el software", explicó Alvi. "Podíamos ver si el código se iba a a extender por todo el mundo o si iba a permanecer dentro de un grupo reducido de personas".
Lamentablemente, el software escrito por los hermanos terminó siendo demasiado exitoso. "El virus se propagó y, como habían incluido sus datos de contacto en el mensaje que se mostraba en pantalla, terminaron recibiendo llamadas de usuarios molestos de todo el mundo", explica Warrington.
Una idea influyente
Como ocurre con los conceptos inteligentes, las ideas detrás del software fueron absorbidas con avidez por aquellos que buscan mejorar (y mostrar) sus habilidades informáticas. Se desarrollaron otros virus que lo imitaban y que inicialmente no pretendían ser maliciosos.
"En muchos casos, los escritores de virus estaban copiando lo que Brain les había enseñado y usándolo para presumir", dijo Warrington. Recién con el cambio de siglo la criminalización de los virus informáticos comenzó a tomar forma.
Con el concepto del virus informático propuesto ya en la década de 1940, aunque no hubiera existido Brain, seguramente los virus habrían surgido de todas formas de otra fuente diferente. Por lo tanto, aunque la infiltración de MS-DOS fue una gran noticia en muchos aspectos, el virus simplemente fue un paso más de un proceso inevitable.
Un nuevo mundo
Los virus informáticos como los conocemos hoy en día prosperan a través de Internet, ya que les permite propagarse más sutilmente sin necesidad de conectar un disco u otros dispositivos externos. Pero ya en la década de 1980, Brain nos mostró un mundo lleno de posibilidades, algunas emocionantes y otras algo más siniestras.