La criptografía es una de las bases fundamentales de la seguridad de la información. Se utiliza para cifrar o codificar mensajes para evitar que su contenido pueda ser leído, modificado u ocultado por un tercero no autorizado. De esta manera, ayuda a que la información cumpla los tres requisitos fundamentales para mantenerse segura: confidencialidad, integridad y disponibilidad.
Si bien esta técnica puede parecer nueva, su concepto tiene más de mil años
Esta metodología atraviesa gran parte de nuestras actividades cotidianas. Piensa cuando envías un e-mail, por ejemplo; si el gestor de correos que usas no utilizara técnicas de cifrado, la información que envíes podría ser interceptada y leída por un desconocido. Pensemos en otro ejemplo, en una comunicación más simple aún, como el envío de un mensaje vía WhatsApp. Esta app, como algunas otras, también utiliza cifrado; de hecho, en 2016 terminaron de implementar el cifrado de “punto a punto”, lo que significa que solo el emisor y el receptor serán los que puedan leer la comunicación. “Ni cibercriminales. Ni hackers. Ni regímenes opresivos. Ni siquiera nosotros”, aseguraron los dueños de WhatsApp cuando aplicaron esta tecnología a su software.
Y si bien esta metodología puede parecer nueva, su concepto tiene, literalmente, más de mil años. ¿Tienes idea de cómo se pudo leer por primera vez un jeroglífico? Recuerda que hablamos de un lenguaje que se utilizaba más tres mil años antes de Cristo…
¿Cómo se logró entonces? Se usó la Piedra de Rosetta, un fragmento de piedra que contiene la inscripción de un decreto de un emperador egipcio en su lengua y en griego. Como este último era un idioma conocido, se utilizó para transcribir el mensaje en egipcio y funcionó como una “clave” para poder descifrarlo. Esto se consideró un hito en la historia de la civilización, la lengua y el cifrado. Pero como imaginarás, no fue el único.
El cifrado goza de cierta popularidad hoy en día. Es un tema que no solo se remonta a la historia de la civilización, sino también a los espías, las agencias de seguridad y la guerra, entre otros temas muy atractivos para los curiosos y conspiranóicos. Con esta premisa, hoy queremos contarte de tres casos en donde vemos al cifrado en un lugar “clave” de la cultura popular: el cine.
#1 The Imitation Game
Este filme de 2014, conocido como El Código Enigma en Latinoamérica, relata la historia de Alan Turing, el padre de las teorías que derivaron en la computación moderna, en plena Segunda Guerra Mundial. En el Reino Unido, él es contactado por los servicios secretos con una misión trascendental: que descubra cómo funcionaba la máquina Enigma, el sistema de cifrado de mensajes que usaban los alemanes.
Vemos, entonces, cómo Turing prepara un equipo de matemáticos y criptólogos con el fin de estudiar el aparato, algo que para los aliados era un completo misterio. Turing y sus colegas, luego de mucho trabajo y un poco de azar, descubren cómo funcionaba la máquina y, así, logran inmiscuirse entre las comunicaciones de los alemanes. El resto, como dicen, es historia; el trabajo de Turing quedó inmortalizado como lo que ayudó a torcer la avanzada alemana y llevó a los aliados a ganar la guerra.
#2 Zodiac
Thriller de suspenso del maestro David Fincher de 2007, que se basa en la historia de un famoso asesino en serie de los Estados Unidos. El asesino del Zodíaco, como se lo conocía (y él mismo se hizo llamar), tuvo su momento de mayor actividad homicida entre las décadas de 1960 y 1970 en los alrededores de San Francisco, California. Pero no fue hasta su segundo crimen que comenzó a hacerse conocido.
Resulta que, como todo asesino serial, el Zodíaco necesitaba reconocimiento, tomar crédito por sus acciones. Qué mejor, entonces, que mandar una carta a los grandes diarios de San Francisco presentándose, y dejando un mensaje codificado y sin ningún tipo de referencia. Como si de un juego se tratara, el homicida indicaba que los mensajes cifrados fueron enviados en diferentes partes a diferentes diarios y que ahí dentro estaba su identidad. Exigía, además, que se publicara el mensaje en la portada del diario para que todos lo vieran, ya que si no lo hacían él mataría a más personas.
En los años posteriores a este hecho, el asesino siguió burlándose de la policía a través de estas cartas y mensajes codificados. La investigación fue muy ardua, no obstante, nunca se encontró al asesino. Hoy en día, el caso continúa siendo uno de los crímenes sin resolver más famosos de los Estados Unidos.
#3 El Código Da Vinci
El Código Da Vinci, largometraje de Ron Howard adaptado de la novela de Dan Brown, fue una de las películas más esperadas de 2006, sobre todo por el gran revuelo que generó el libro: más de 80 millones de copias vendidas y traducciones a 44 idiomas. Pero en lo que a nosotros nos importa, esta historia es la de Robert Langdon, profesor de iconología religiosa y simbología, que se ve implicado en la resolución de un crimen en el Louvre.
Para llegar al fondo del asunto, Langdon debe descifrar los mensajes y acertijos que le dejó la víctima para pasar a una siguiente pista que lo llevará más cerca de saber quién es el asesino. Sin embargo, lo que Langdon no sabe es que, en realidad, su búsqueda lo acercará a la ubicación de uno de los misterios (o leyendas) más grandes de la historia: el Santo Grial.
A través del desarrollo de la trama, logramos ver cómo el profesor se vale de su conocimiento en semiótica para descifrar los múltiples acertijos con los que se enfrenta. El punto más alto, quizá, es cuando se ve cara a cara con un Criptex, el artículo de cifrado por excelencia, creado supuestamente en base a los diseños de Leonardo Da Vinci.
Como verás, el concepto de cifrado se ha utilizado de maneras muy interesantes en la historia y también en la ficción. Estos tres ejemplos, al igual que muchos otros, contribuyeron a dar a conocer una técnica apasionante que antes se reservaba para unos pocos y hoy, en la era digital, es central para proteger nuestra información como usuarios del mundo interconectado.
Y tú, ¿has visto estas películas? ¿Qué otra agregarías a nuestra lista?
Créditos imagen principal: ©Z33 Art Centre/Flickr