Es un tema que está apareciendo cada vez más y que tiene serias implicaciones en la seguridad de los usuarios. Incluso se le ha puesto un nombre: ya se le conoce como “fatiga de seguridad” y puede representar un serio problema si no se aborda a tiempo.

Es comprensible que muchos usuarios se vean sobrepasados ante las medidas de seguridad que deben adoptar para hacer frente a amenazas y ciberataques, pero eso no es motivo para bajar los brazos y rendirse. Es más, vamos a ver a continuación cómo adoptar buenas prácticas en seguridad tiene mucha similitud con prácticas habituales en nuestro día a día. Así, protegerse no será concebido como una tarea tediosa sino como parte de la rutina.

Gestión de contraseñas

Uno de los principales problemas que afrontan aquellos usuarios que quieren mejorar su seguridad es tener que memorizar contraseñas. Esto puede parecer agotador si manejamos muchos servicios online y debemos acordarnos de muchas contraseñas diferentes y complejas.

a nadie se le ocurre utilizar la misma llave para cerrar puertas diferentes

De hecho, suele ser el principal problema que mencionan aquellos usuarios que se han visto afectados por la fatiga de seguridad. Sin embargo, a la hora de gestionar nuestras cerraduras, a nadie se le ocurre utilizar la misma llave para cerrar puertas diferentes y tampoco escuchamos demasiadas quejas por llevar muchas llaves en el llavero. De hecho, es algo naturalizado.

Si no tienes problemas en llevar tu llavero siempre contigo, ¿por qué poner reparos a utilizar contraseñas robustas y diferentes para cada servicio? Está claro que no todos tenemos la misma capacidad de memoria pero esto se soluciona, principalmente, utilizando gestores de contraseñas para hacer más fácil la administración de credenciales.

Actualización de aplicaciones y sistema operativo

Buena parte del malware actual se aprovecha de vulnerabilidades y agujeros de seguridad presentes en el sistema operativo o aplicaciones que utilizamos a diario. Tenerlo todo actualizado puede parecer una tarea titánica viendo la cantidad de actualizaciones y parches que se publican prácticamente a diario, pero en realidad es algo que se puede realizar de forma muy cómoda.

Imaginemos por un momento que hemos alquilado una casa por un buen precio, pero a la que es necesario hacerle unos apaños. Nuestro casero nos dice que no hay problema ya que esto está incluido en el precio del alquiler. Así pues, sería algo completamente incomprensible vivir en una casa con problemas de todo tipo cuando podrían solucionarse de forma rápida y sin coste.

Algo parecido sucede con los parches de seguridad. La gran mayoría de las veces son gratuitos y solo debemos proceder a instalarlos pero, si queremos automatizar este proceso, podemos utilizar programas como Flexera que nos ayudan a detectar qué aplicaciones de nuestro sistema requieren una actualización e instalarla.

Instalar y configurar una solución de seguridad

Cuando a algunos usuarios les comentas la posibilidad de instalar y configurar un antivirus con múltiples herramientas incluidas, es posible que empiece a recorrerles un sudor frío por la frente, pensando que van a tener que navegar por menús infinitos llenos de opciones que no entienden y desistan rápidamente.

Sin embargo, cuando van al médico y este les receta las medicinas correspondientes con su tratamiento, pocos son los que se ponen a revisar cuáles son los principios activos del medicamento o leen los posibles efectos adversos.

Si consideramos a los antivirus como el medicamento para tratar las “enfermedades” de nuestras computadoras, el procedimiento es similar. La gran mayoría de veces la configuración que el fabricante establece por defecto nos ayudará a estar protegidos frente a un gran número de amenazas.

Además, de la misma forma que pasa con la medicación, donde cada paciente puede ser tratado con una cantidad adecuada a su dolencia y condición física, los antivirus disponen de opciones personalizables a las necesidades de cada usuario. Así pues, se pueden establecer medidas de protección adicionales o aligerar la carga del antivirus en el sistema dependiendo de las tareas que estemos realizando en nuestra computadora.

Conclusión

Estos tres ejemplos que hemos dado son solo una pequeña muestra de las analogías que podemos establecer a la hora de gestionar la ciberseguridad en el día a día. Como vemos, es todo cuestión de realizar una serie de buenas prácticas y conseguir que formen parte de la rutina.

Si lo haces bien y de forma continua verás cómo tu seguridad aumenta sin que por ello sufras la mencionada fatiga de seguridad.