A pesar de que en abril de 2014 Microsoft puso fin al soporte para Windows XP, y de que tanto la compañía como expertos de seguridad han insistido en la necesidad de migrar hacia sistemas operativos más modernos, sigue habiendo organizaciones que utilizan esa vieja distribución. Tal es el caso del hospital Royal Melbourne de Australia, que fue víctima de un malware en sus sistemas.
Su último comunicado oficial dice: "Si bien el virus fue disruptivo para la organización, debido al trabajo incansable del personal hemos sido capaces de minimizar esta interrupción a nuestros pacientes y garantizar que su seguridad se ha mantenido". Desde ayer, "muchos programas afectados por el virus están funcionando incluyendo patología y farmacia".
Las computadoras de varios sistemas del hospital ya han sido desinfectadas, afirma, y el equipo de IT continúa trabajando para restaurar algunas otras tan pronto como sea posible. Todas ellas utilizan Windows XP, sistema operativo lanzado en 2001 que dejó de recibir actualizaciones y soporte de Microsoft el 8 de abril de 2014. A partir de ese momento, utilizarlo implica un grave riesgo de seguridad ya que los equipos quedan expuestos a potenciales vulnerabilidades 0-day que no serían corregidas.
Y en el caso puntual de las instituciones de salud, como lo es el hospital Royal Melbourne, hay mucha información sensible que debe ser reguardada con las medidas de seguridad adecuadas - entre las cuales está contar con sistemas y aplicaciones actualizados.
Tras la intrusión del virus, según informa Softpedia, algunos departamentos del hospital debieron hacer en forma manual procesos que ya se habían automatizado con las máquinas con Windows XP, como por ejemplo el procesamiento de sangre y tejidos, o la asignación de raciones de comida. El personal recibió el alerta de no acceder a ningún enlace o sitio web que parezca sospechoso ni ingresar credenciales en páginas a las que fueran redireccionados.
Ciertamente, lo ideal sería que no hubiera organizaciones con sistemas obsoletos, pero claro que la migración requiere de una inversión que no todas están dispuestas a afrontar. En casos en que no fuera posible la actualización a versiones como Windows 7, Windows 8.1 o Windows 10, es primordial contar con copias de respaldo de la información (backup) y una solución de seguridad que ayuden a mantener los niveles de seguridad más altos posibles en el entorno.
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