Mientras la biometría se vuelve más común, las contraseñas están perdiendo cada vez más terreno ante el creciente número de alternativas. La última innovación en la autenticación no está en nuestras huellas dactilares o retinas, sino en nuestro cerebro: se trata de escanear las formas únicas en que nuestras mentes responden a ciertas palabras.

En un nuevo estudio, "Brainprint", de los investigadores de la Universidad de Binghamton, una muestra de 45 voluntarios se pudo identificar por la forma en que sus cerebros respondieron a combinaciones particulares de letras. Según ha informado Phys.org, el equipo de investigación leyó una lista de 75 siglas populares, incluyendo "DVD" y "FBI", y encontró suficiente variación en las ondas cerebrales de la muestra como para identificarlos con un 94% de exactitud.

Los resultados de la prueba indican que puede ser viable utilizar las ondas cerebrales como futuro reemplazo de las contraseñas, y la co-autora del estudio Sarah Laszlo cree que podría tener ventajas sobre los métodos de identificación biométrica existentes.

"Si la huella dactilar de alguien es robada, a esa persona no le puede crecer un nuevo dedo para sustituir la huella comprometida -quedará comprometida para siempre", dijo Laszlo.

Además, explicó: "Las huellas dactilares no son cancelables. Las Brainprints, por el contrario, son potencialmente cancelables. Así, en el improbable caso de que los atacantes sean realmente capaces de robar una brainprint de un usuario autorizado, este podría entonces hacer un 'reset' de su huella cerebral".

Como nota Gizmag, es muy poco probable que la tecnología de Brainprint sea adoptada por los teléfonos inteligentes o los dispositivos para usuarios finales -por empezar, se requiere el uso de electrodos (como muestra la foto) sólo para obtener acceso; sin embargo, podría ser utilizada para poder entrar a lugares físicos de alta seguridad, a los que solo unos pocos usuarios están autorizados a entrar.

Enfoques radicales e inusuales de autenticación biométrica se están volviendo cada vez más populares; basta recordar la propuesta de Jonathan LeBlanc de PayPal al hablar de dispositivos comestibles embebibles en el cuerpo, o el sistema Bodyprint que utilizaba como método de verificación de usuarios un escaneo de sus orejas, nudillos, puños o palmas cuando los acercan al dispositivo para desbloquearlo.

Créditos imagen: Binghamton University