Es sabido que Android es la plataforma más popular en dispositivos móviles, al abarcar el 81% del mercado. Como consecuencia de esta popularidad, los ciberdelincuentes han comenzado a dedicar sus esfuerzos a desarrollar amenazas para este sistema operativo. Tal como se establecía en el informe Tendencias 2013: vertiginoso crecimiento de malware para móviles, las amenazas para dispositivos móviles, y en particular para la plataforma Android, habían llegado para quedarse.
Esta tendencia se vio ratificada en el informe de Tendencias 2014: el desafío de la privacidad en Internet, en el que se pudo observar que el número de familias de malware para Android había crecido, además de las detecciones en toda Latinoamérica.
Constantemente vemos cómo esta tendencia se ve reforzada en el día a día con diversos tipos de amenazas que buscan atacar a este sistema operativo: desde troyanos SMS que silenciosamente realizan llamadas o envían mensajes de texto a números Premium, hasta backdoorsque dan acceso remoto a terceros, pasando por spywareque puede capturar audio y video.
Hace poco ESET detectó a iBanking, una aplicación maliciosa para Android capaz de espiar las comunicaciones de un teléfono móvil. Asimismo, días atrás hablábamos incluso de un tipo de ransomware, variante del Virus de la Policía, que apuntaba al sistema operativo de Google. Y por supuesto que Android no se salvó de Heartbleed, la resonante falla en OpenSSL que tuvo en vilo a millones de usuarios.
Para resumir este panorama, hemos desarrollado una infografía que muestra los principales tipos de amenazas y las formas de protegerse para poder disfrutar al máximo de las posibilidades de Internet en los dispositivos móviles:
Por lo general, el éxito en la propagación de cualquier tipo de amenaza informática radica en las estrategias de Ingeniería Social que el cibercriminal utilice, por lo que la recomendación más importante es, una vez más, apelar al sentido común.
Es por eso que a modo de recomendación general les recordamos la importancia de ser cuidadosos:
- Al conectarse a redes Wi-Fi públicas
- Al visitar sitios dudosos
- Al descargar aplicaciones (debe hacerse desde los repositorios oficiales)
- Al hacer clic en enlaces