En la sociedad de la información cada día se incorporan nuevas tendencias o algunas de las existentes evolucionan apoyadas en el exponencial crecimiento de las tecnologías de la información. Desafortunadamente, muchas de esas tendencias tienen consecuencias perjudiciales para quienes se adhieren a ellas directa o indirectamente.Una de estas tendencias es el Sexting, que ha evolucionado del intercambio de mensajes de texto con insinuaciones eróticas (de ahí su nombre, la unión de las dos palabras en inglés Sex y Texting) hasta llegar al intercambio de fotos o vídeos personales con carácter sexual.

La característica diferenciadora del Sexting, con respecto a la pornografía infantil es que existe el consentimiento inicial del protagonista para generar las imágenes; lo cual suele iniciarse como un juego que se complica cuando la información se difunde en redes sociales y se hace incontrolable. Esta difusión se apoya en la utilización de dispositivos, generalmente smartphones o computadoras con webcam, que facilitan la generación y el envío de las imágenes desde cualquier lugar donde el adolescente encuentre la privacidad con que se sienta  cómodo.

Vale la pena destacar, que las imágenes pueden iniciar como fotos inocentes que van evolucionando hacía fotos con contenidos sexuales explícitos impulsados por los comentarios de seguidores o amigos en las redes sociales, los cuales se convierten en los vehículos de propagación y se abre la puerta para que el adolescente se enfrente a casos que van desde extorsiones de tipo económico o sexual  hasta perjuicios en su imagen en el futuro.

Existe un compromiso formal desde 2007 de las Naciones Unidas (ONU) llamado "Un mundo apropiado para los niños", en el que, entre otras cosas, los gobiernos miembros se comprometen a luchar contra los delitos sexuales en contra de los más jóvenes. A pesar de esto pareciera que cualquier esfuerzo no es suficiente, porque los jóvenes insisten en compartir imágenes sin mayores cuidados, desconociendo o ignorando los riesgos por no medir las consecuencias de sus actuaciones. Por eso es tan importante la intervención de los padres con una adecuada orientación acerca del manejo responsable de los dispositivos y de las consecuencias de su mal uso que pueden ir desde acoso, burlas y llegar hasta conformarse como material pornográfico. Esta comunicación puede apoyarse en tres sencillos consejos:

  1. El acceso a Internet desde computadores debe hacerse desde zonas comunes del hogar.
  2. Tener instalados sistemas para protección de los datos que permitan restringir el acceso a sitios donde los menores no deberían acceder.
  3. Estar al tanto de las actividades que el joven desarrolla mientras se encuentra conectado a Internet, revisando lo que hace en la computadora.

El reto para los padres es conocer los riesgos a los cuales pueden verse enfrentados sus hijos, y que el hecho que sean ellos los que mejor manejen la tecnología no deben ser quienes impongan las condiciones en su uso.  En el Centro de Amenazas de ESET se pueden encontrar varias guías de seguridad, una de ellas enfoncada en la protección infantil y otra en seguridad en las Redes Sociales para conocer lo que necesita para protegerse y proteger a los más jóvenes de la casa.

H. Camilo Gutiérrez Amaya
Especialista de Awareness & Research