Contenido actualizado 19/06/2024. Publicación original 21/06/2021
El Stop Cyberbullying Day se celebra el tercer viernes de junio para promover la concientización y la lucha contra esta forma de acoso cibernético. Se trata de una iniciativa que pretende animar a personas, empresas y organizaciones a mostrar su compromiso hacia un entorno en línea verdaderamente inclusivo y diverso donde no haya temor a amenazas personales, hostigamiento o abuso.
Por esta misma razón, reflexionaremos acerca de esta problemática y el rol que cumplen madres, padres, y educadores frente a situaciones de violencia en Internet. Compartiremos, también, una serie de consideraciones que pueden ser de utilidad al momento de abordar este tema tanto en casa como en clase.
¿Qué es el ciberbullying y cuál es su impacto?
El ciberbullying es la forma digital del bullying, una problemática que siempre ha estado presente en aulas y también en entornos laborales. Se diferencia del acoso cara a cara por factores como el anonimato, el estar conectado las 24 horas o la dificultad de eliminar de Internet contenido que puede ser utilizado para afectar a una persona.
Según un estudio realizado por la ONG Bullying Sin Fronteras entre 2022-2023, los casos de bullying continuaron creciendo a nivel mundial y, en promedio, 6 de cada 10 niños sufrieron de forma diaria alguna forma de acoso tanto de forma física o a través de medios digitales. Por otra parte, un informe de Pew Research de 2022 detalla que casi la mitad (46%) de los adolescentes encuestados declararon haber sufrido al menos un tipo de ciberacoso.
A nivel regional, México es el segundo país del mundo con más casos de ciberbullying, con casi 2 millones de casos reportados entre adultos, jóvenes, adolescentes y niños y la Argentina ocupa el cuarto lugar, con 1 millón 850 mil casos. En cuanto a las plataformas digitales, Twitter, Facebook, Instagram y WhatsApp son consideradas las más tóxicas en términos de ciberacoso.
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En Internet, el bullying se potencia
Más allá de las estadísticas, las madres, padres y/o instituciones educativas tienden a confundir el mundo digital con un mundo irreal o virtual, que no está a su alcance o no tienen una relevancia en el mundo "real", sin embargo, a diferencia del bullying tradicional, el ciberbullying suele tener un impacto mayor en las victimas.
El primer paso para abordar esta problemática es entender que en Internet todo se potencia. Una publicación llega a miles de personas en cuestión de minutos y en poco tiempo todas esas personas están hablando y opinando al respecto. El contenido agresivo duele y daña mucho más, ya que al crecer la cantidad de gente que accede a una publicación, pone me gusta, comparte y comenta, el impacto es mucho mayor.
Muchas personas comienzan a opinar y hablar del contenido publicado, y esto puede causar serios trastornos si la publicación afecta a una persona. Por último, una vez que el contenido se viralizó, es imposible detenerlo o eliminarlo, por más que el agresor se arrepienta. Sabiendo que las pantallas y las redes sociales brindan un anonimáto, las personas —muchas veces otros menores— se atreven a decir y hacer cosas en el mundo digital que no harían en el mundo físico.
En este contexto y buscando fomentar acciones proactivas para trabajar temáticas como el ciberbullying y agresiones en línea, proponemos cuatro pilares que las madres, los padres, la escuela y los docentes puede implementar para tratar esta problemática.
1. Formar buenos ciudadanos digitales
Así como el mundo digital es parte de la vida real, las reglas y modales que se aplican en este son las mismas que ya conocemos en el mundo físico. Enseñar a los niños respeto y normas de convivencia debería contemplar el ámbito de Internet, por lo que la educación en este contexto debe considerar aspectos relacionados al trato y la comunicación a través de medios digitales.
Muchos padres y madres se preocupan por la privacidad de sus hijos en línea, por las fotos que suben a una red o la cantidad de amigos con los que interactúan diariamente, pero luego son ellos mismos los que comparten públicamente fotografías de las vacaciones o eventos familiares, no despegan la vista del celular o descargan aplicaciones fraudulentas o material ilegítimo. Es importante recordar la frase de Albert Einstein: “Educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única”.
En el ámbito escolar, materias como educación cívica o educación ciudadana deben transcender la frontera física e incluir también los temas de ética, moral y respeto en el mundo digital. Por otro lado, los ejercicios y actividades en equipo también son una forma poderosa de hacer que los grupos se comporten de manera cohesiva. El propósito de estas actividades es hacer que todos los miembros de la clase trabajen juntos hacia un objetivo común, utilizando todas sus fortalezas individuales y valorando las habilidades de cada persona para completar una tarea. Actualmente, existen numerosas actividades que pueden descargarse de Internet y que incluso pueden realizarse a través del dispositivo móvil.
2. Concientización por encima de la prohibición
La conciencia es poderosa: cambia las percepciones sociales. En lugar de crear pánico sobre el uso de la tecnología o difundir malentendidos, la conciencia permite que surja una atmósfera positiva.
Por ello, es muy importante educar a los niños y niñas sobre qué es el ciberbullying y darles las herramientas y conocimientos necesarios para que puedan detectar de manera temprana las señales del ciberacoso, ya sea tanto víctimas como agresores.
Para los padres y madres, establecer reglas claras es la clave para acordar un uso responsable de la tecnología. Es necesario explicarles a los niños y niñas cuáles son los riesgos que existen y por qué estas normas ayudan a que ellos estén protegidos. No se trata solamente de prohibir o restringir una actividad, sino de que entiendan la razón por la cual deben ser cuidadosos.
Por su parte, muchas escuelas prefieren prohibir el uso de tecnología, lo cual provoca un rechazo en los estudiantes que a la larga puede derivar en que decidan esconder sus teléfonos y utilizarlos sin que el docente lo perciba.
Los jóvenes se identifican con la tecnología y la adaptan a su día a día. En este sentido, es importante mostrar a los alumnos y alumnas cómo pueden utilizar la tecnología para el bien común, cómo compartir conocimiento o apoyarse mutuamente. Además, al incorporar la tecnología en el aula, los profesores pueden centrarse en el uso ético de la tecnología.
Dentro del uso responsable, existen reglas que deben enseñarse explícitamente, estableciendo políticas firmes. Las políticas sirven como una buena manera de reducir la agresión verbal o digital y establecerla como un comportamiento inaceptable.
3. Solidaridad colectiva para reportar los casos de abuso
En la mayoría de los casos de ciberabuso, el silencio por parte del entorno se debe principalmente al miedo a ser la próxima víctima o al castigo por parte de los adultos. En estos casos, los niños deben saber que no es la tecnología el problema, sino su uso irresponsable. En este sentido, fomentar un diálogo fluido y un espacio de escucha también contribuye a que los niños sepan a quien acudir ante casos de violencia.
Por otro lado, la violencia en línea puede y debe ser denunciada en las mismas plataformas. Todas las redes sociales cuentan con la opción para denunciar publicaciones, comentarios e inclusos perfiles que vulneren u hostiguen a una persona. Esta es la única forma de eliminar contenido agresivo en las redes sociales, ya que, al acumular una serie de denuncias, la publicación o el perfil son eliminados. Estas denuncias son completamente anónimas, por lo que no hay temor a represalia.
En este sentido, es importante enseñar a los más chicos cómo hacer uso de esta opción y animarlos no solo a hablar con un adulto en caso de una situación de hostigamiento, sino también a denunciarla en la plataforma.
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4. Diálogo: la base de todo acompañamiento
En el caso de padres y madres, lograr un diálogo fluido, un espacio de confianza y una conducta responsable es la clave para empoderar a los chicos y protegerlos de los riesgos que existen en Internet. Generar diálogo y abrir un canal de comunicación fluido es un punto clave.
En el ámbito escolar, los estudiantes necesitan saber a quién y dónde pueden acudir antes de que ocurra un problema. En este sentido, la confianza es la clave para abrir el canal de diálogo. Lo que sucede en Internet es muy serio para ellos, y no lo toman a la ligera. Su identidad digital es esencialmente la misma para ellos que su persona física. Por lo que, si un estudiante se acerca con un problema, el docente debe entender que es un problema grave y encontrar los recursos para solucionarlo.
Es importante recordar que tal vez los más jóvenes sepan mucho acerca del uso y funcionamiento de la tecnología, pero los adultos definitivamente tienen mayor experiencia de vida y entendimiento de los riesgos que pueden presentarse.
En este sentido, explorar temas como los riesgos tecnológicos, la seguridad en Internet y el comportamiento en línea son clave para fomentar el diálogo. Así como también es necesario para romper el silencio detrás del bullying y del ciberbullying, hablando sobre los casos de ciberacoso y su resolución. En este sentido, tanto padres, madres como los maestros y educadores deben ser claros, empáticos y comunicarse abiertamente con niños y jóvenes.
Pensamientos finales
Entendiendo la comunicación digital como parte del pequeño mundo de cada persona, podemos aplicar la siguiente reflexión de Eleanor Roosevelt: “Los derechos humanos comienzan en lugares pequeños, cerca de casa, tan cerca y tan pequeños que no se pueden ver en ningún mapa del mundo. Sin embargo, son el mundo de la persona individual; el barrio en el que vive, la escuela a la que asiste, el lugar donde trabaja. Estos son los lugares donde todos los hombres, mujeres, niñas y niños buscan igualdad de justicia, igualdad de oportunidades, igual dignidad sin discriminación. A menos que estos derechos tengan significado allí, tienen poco significado en cualquier parte. Sin una acción ciudadana concertada para defenderlos cerca de casa, buscaremos en vano el progreso en el mundo más grande".
En resumen, tanto el acoso como otras formas de comportamiento abusivo en las redes sociales se han convertido en un problema real y constante. Si bien las plataformas sociales han estado trabajando arduamente para acabar con ellos desde hace algún tiempo, es responsabilidad también de padres, madres e instituciones educativas involucrarse y acompañar a los más jóvenes a disfrutar de una vida digital plena y mucho más segura.