En el mundo digital actual, los anuncios son prácticamente inevitables. Desde los que emergen en el navegador constantemente hasta los videos promocionales que inundan los feeds de las redes sociales, nos bombardean constantemente con mensajes de marketing dirigidos a promocionar productos y servicios, y los niños y niñas no son una excepción.
Aunque la publicidad puede ser una poderosa herramienta para las empresas, a menudo se subestima y se pasa por alto su impacto en las mentes jóvenes. Las investigaciones demuestran que, debido al desarrollo de su razonamiento crítico, los más jóvenes se ven más influidos por estos anuncios que los adultos. Y, si pensamos que un adolescente medio pasa más de 8,5 horas al día mirando pantallas, podemos imaginar cómo se dispara el número de anuncios que ven.
Esta exposición puede acarrear múltiples problemas si no se gestiona y se habla de ella correctamente, y los gigantes tecnológicos están bajo presión para prohibir por completo los anuncios dirigidos a los niños.
Pero, ¿cuáles son los riesgos asociados al consumo habitual de este tipo de mensajes dirigidos a los más jóvenes, tanto si son conscientes de ello como si no? A continuación los analizamos…
1. Normalización de comportamientos inadecuados
Uno de los riesgos más evidentes es la exposición de los niños a contenidos, productos y servicios inadecuados para sus edades. Tanto si se trata de material de clasificación X como de violencia, ver este tipo de contenido promocionado incluso a un nivel subconsciente puede normalizar estos comportamientos y crear un sentido deformado de lo que es apropiado y lo que no lo es.
Las investigaciones sugieren que la exposición prolongada a este tipo de material puede afectar al desarrollo del córtex prefrontal del cerebro. El resultado puede ser un aumento de la agresividad y del comportamiento inhibitorio, que les acompañará toda la vida y puede meterles en problemas más adelante.
2. Percepción distorsionada de la realidad
Los mensajes publicitarios, que los niños tienden a aceptar acríticamente, pueden moldear su percepción del mundo que les rodea. Con el auge de los influencers en las redes sociales y los contenidos curados en línea, los anuncios presentan a menudo una versión idealizada de la realidad que puede no reflejar las complejidades de la vida cotidiana. Por ejemplo, con el software de edición de imágenes, la IA y los filtros en abundancia, los jóvenes pueden estar expuestos regularmente a una idea sesgada de lo que “deberían” parecer, lo que “deberían comer”, cómo “deberían” comportarse y lo que “deberían” compartir en línea.
Esta distorsión puede llevar a expectativas inalcanzables, baja autoestima y una comprensión deformada de las normas sociales. De ahí el aumento de los trastornos alimentarios, la ansiedad, el insomnio y la depresión entre los más jóvenes. Los padres o los adultos responsables deben ayudar a los niños a evaluar críticamente los mensajes de los medios de comunicación y a desarrollar una perspectiva equilibrada.
3. Fomentar hábitos poco saludables
Cuando el propósito de los anuncios es impulsar las ventas, la naturaleza de los productos o servicios promocionados es importante para dictar cómo pueden influir en los hábitos de consumo de los más jóvenes.
Por ejemplo, una investigación muestra que más del 85% de los adolescentes están expuestos a anuncios de comida basura en Instagram, Facebook y Twitter. La mayor exposición a estos anuncios se correlaciona directamente con un mayor consumo de alimentos más altos en sal, azúcar y grasa. Y no solo los anuncios de alimentos poco saludables son un problema: los productos del alcohol y el tabaco promocionados furtivamente a través de diversas plataformas también pueden conducir a malos hábitos.
4. Compras dentro de la aplicación y riesgos financieros
La posibilidad de comprar nuevas fichas, puntos, armas, etc. en los juegos para móviles ha abierto una nueva vía para que los anunciantes se dirijan a los niños. Aunque estas compras pueden parecer inofensivas al principio, pueden aumentar rápidamente y suponer gastos considerables para los padres o para quien pague la factura.
Las características especiales de los juegos, las modificaciones y las monedas virtuales incitan a los niños (y, seamos sinceros, también a los adultos) a gastar dinero real en las aplicaciones, a menudo sin comprender plenamente las implicaciones financieras (les ruego que me digan que no soy el primero que gasta 50 libras en complementos sin saberlo). Incluso ha habido casos de gasto extremo en los que una niña gastó 16.000 dólares del dinero de sus padres sin saberlo en compras dentro de aplicaciones. Sea cual sea el dinero que se gaste en estos reinos en línea, este rendimiento financiero extra puede poner a prueba los presupuestos familiares e incluso dar lugar a hábitos de gasto imprudentes más adelante.
5. Riesgos para la seguridad y la privacidad
Algunos anuncios a los que pueden estar expuestos los niños pueden plantear importantes riesgos para la seguridad y la privacidad. Puede tratarse de banners, imágenes o micrositios específicos, diseñados por ciberdelincuentes para contener malware o conducir a estafas de phishing, poniendo en peligro los dispositivos y la información personal. Por otra parte, incluso las empresas de buena reputación pueden llevar a cabo un seguimiento excesivo de los anuncios que puede comprometer la privacidad de menores y conducir a la recopilación de datos sensibles sin el consentimiento de los padres.
Protegerse contra estos riesgos requiere medidas de ciberseguridad sólidas y la supervisión de los padres. Las herramientas de control parental pueden ser muy valiosas, ya que permiten a los padres y tutores gestionar qué aplicaciones pueden descargarse y a qué sitios web pueden acceder.
¿Cómo podemos ayudar a los más jóvenes a consumir anuncios de forma saludable?
Aunque los riesgos pueden parecer desalentadores, hay muchas cosas que puedes hacer para proteger a niños y niñas del impacto negativo que puede tener la exposición a los anuncios. Ser consciente de los riesgos existentes puede ayudarte a ir un paso por delante y afrontar esta parte inevitable de la vida cotidiana.
Conversaciones abiertas
El diálogo abierto y la comunicación desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la alfabetización digital y la resiliencia. Hablar de los peligros potenciales de la publicidad puede capacitar a los más jóvenes para tomar decisiones informadas sobre cómo reciben e interpretan los anuncios. Con este conocimiento y comprensión, pueden estar más preparados para rechazar la realidad distorsionada y los comportamientos poco saludables idolatrados en los anuncios que ven.
Herramientas y recursos
Además del diálogo abierto, el software de control parental puede ser una herramienta valiosa para gestionar las experiencias online de los niños. Soluciones como Parental Control de ESET para Android ofrecen bloqueo de aplicaciones, filtrado web y gestión del tiempo de pantalla, lo que permite a padres y tutores adaptar el entorno digital de los niños a sus necesidades y preocupaciones específicas. Utilizando estas herramientas junto con una comunicación proactiva, los padres pueden crear un entorno online más seguro para sus hijos.
Nunca se insistirá lo suficiente en la influencia de los anuncios en el bienestar de los niños. Desde la promoción de contenidos cuestionables hasta los riesgos financieros, de seguridad y de privacidad, los anuncios presentan múltiples peligros para las mentes jóvenes. Sin embargo, con una supervisión parental vigilante, una comunicación abierta y las salvaguardias tecnológicas adecuadas, los padres y tutores pueden ayudar a mitigar estos riesgos y capacitar a sus hijos para navegar por el mundo digital de forma segura y responsable.
Para saber más sobre los riesgos a los que se enfrentan los niños y niñas en Internet y cómo puedes ayudarlos, visita Safer Kids Online.