Al caminar en la arena es inevitable dejar una marca que hace muy fácil rastrear nuestro camino. Lo mismo ocurre cada vez que realizamos un posteo, damos un clic o ingresamos en un sitio, todo pasa formar parte de nuestra huella digital
En este artículo analizaremos por qué es tan importante, mediante qué buenas prácticas, reducir y controlar el rastro que dejamos online para que los cibercriminales no puedan utilizarlo a su favor, en pos de sus ataques.
¿Qué es la huella digital?
Desde crear un perfil en las redes sociales, iniciar sesión en diversas plataformas, comunicarse por email, utilizar motores de búsqueda, aplicaciones de mensajería y herramientas de videoconferencia, hasta consumir contenido a través de servicios de streaming. Estos hábitos, que representan nuestra cada vez más agitada vida en internet, van dándole forma a la huella digital.
La huella digital puede componerse de datos públicos, datos que uno genera, y datos publicados por terceros. Repasemos cada uno:
- Datos públicos: domicilio al cual están asociados los diferentes tipos de servicios o facturas, resúmenes de tarjetas de crédito, resoluciones judiciales.
- Datos que uno genera: posteos y fotos en redes sociales, comentarios en foros, formularios que completas, contenidos personales como currículum que se cargan en plataformas como LinkedIn.
- Datos publicados por otros: como fotos, posteos de nuestro entorno, espacios de pertenencia en redes sociales.
A su vez, estos datos pueden dar forma a dos tipos de huellas:
- Huella activa: incluye los datos que se comparten voluntariamente como publicar fotos, dejar comentarios o participar en foros.
- Huella pasiva: son los datos que se recopilan sin que el usuario sepa, como por ejemplo un sitio web que guarda cuántas veces ha sido visitado y de dónde es el usuario, o una publicidad que hace seguimiento de los “Me gusta” en las redes sociales.
Una buena manera de comprobar el estado de nuestra huella digital es poner nuestro nombre en Google y visualizar los resultados. Allí tendremos un pantallazo de la cantidad de datos e información que estamos dejando en el suelo digital. Sobre todo porque la huella es seguida muy de cerca por los cibercriminales para llevar a cabo sus acciones maliciosas.
¿Cuál es el impacto de no controlar la huella digital?
La huella digital se compone de datos personales (algunos más críticos que otros), que todos juntos dan forma a un perfil permanente de nuestra vida en línea. Y esa huella es perenne, y por ende, muy fácil de rastrear por el cibercrimen o bien sensible a posibles filtraciones. Allí radica la importancia de entender el impacto que puede tener el no tomar la suficiente conciencia de la huella que podemos estar dejando, y de cómo puede ser utilizada de manera maliciosa.
Toda la información que va quedando en el mundo digital puede ser utilizada (y lo es, de hecho) por actores maliciosos para reconstruir nuestro perfil con el objetivo de llevar a cabo delitos y fraudes aprovechándose del robo y la suplantación de nuestra identidad.
Realmente es muy fácil para los cibercriminales reconstruir una imagen altamente fidedigna de nuestra vida y hábitos diarios con solo tomarse el trabajo de recopilar toda la información disponible en línea. Con el agravante de que esto no solo pone en riesgo la privacidad digital, sino que también puede poner en peligro la seguridad física.
De hecho, pequeños detalles del pasado (como información publicada hace 20 años en blogs como My Space) pueden ser la punta del ovillo para que un actor malicioso pueda revelar tus contraseñas. Y hasta datos como el nombre de una mascota o el puesto que se ocupa en un trabajo pueden ser también la clave para que el cibercrimen intente abrir cuentas en línea o bien personalizar ataques de phishing con el objetivo de obtener información más confidencial.
La dark web también pone el foco en nuestra huella digital: el mercado clandestino de los datos personales y sensibles es muy grande y mueve millones, y hasta los menores de edad son víctimas de este flagelo.
Por otro lado, el cibercrimen no es la única preocupación asociada a la huella digital: ésta también puede determinar la reputación digital de una persona, que en los tiempos que corren tiene la misma importancia que la reputación fuera de Internet. Son muchas las marcas empleadoras que verifican la huella digital de un potencial colaborador antes de tomar una decisión definitiva de contratación. La misma metodología es adoptada por colegios y universidades antes de aceptar a sus nuevos alumnos.
¿Cómo reducir la huella digital?
Con algunos simples pasos, valga el juego de palabras, es posible reducir sensiblemente la huella digital. Lo primero, como siempre, es tomar conciencia de la importancia y valor que tienen los datos e informaciones que, muchas veces sin darnos cuenta, vamos dejando en el camino. Luego, sí, hay diversas buenas prácticas para implementar que ayudarán a minimizarla lo más posible:
- Limitar el volumen de información que publicas y compartes en Internet, ya sea en tus redes sociales o con empresas u organizaciones.
- No compartir números de teléfono, direcciones de correo electrónico y domicilio, detalles financieros u otra información personal a menos que sea estrictamente necesario.
- Buscar tu nombre en Internet y contactar directamente a los propietarios del sitio correspondiente para solicitar la eliminación de la información que desees. También puedes comunicarte con los motores de búsqueda para hacer lo mismo.
- Utilizar una VPN para enmascarar la dirección IP de tu equipo y lograr que tus acciones en línea sean prácticamente imposibles de rastrear.
- Verificar regularmente cuáles aplicaciones utilizas y cuáles no, para eliminar las que corresponden. También es necesario revisar los permisos de las apps que decidas conservar.
- Considerar el rechazo de las cookies, como también deshabilitar el seguimiento de terceros yendo a la configuración de privacidad de tu navegador.
- Evitar que las aplicaciones rastreen tu ubicación.
Pensamientos finales
¿Tomando nota y aplicando cada uno de estos consejos tendremos el control total de nuestros datos? La respuesta no es fácil ni definitiva, pero lo más probable es que no. Todo depende en realidad del tipo que usuario que seas. Esto quiere decir que si la privacidad es una de tus preocupaciones y tu presencia online es limitada, seguramente puedas eliminar la mayor parte de tu huella digital.
Ahora bien, si tus datos están en redes sociales y otras partes, será muy difícil limpiar tu huella. De hecho, tus amigos seguramente hayan publicado fotos tuyas en sus redes. Y todo esto, sin contemplar los datos relacionados con tu actividad en línea que los servicios que utilizas recopilan y venden a terceros, con tu propio consentimiento.
Más allá de todo, es importante para tu privacidad que puedas limitar lo que las personas o las empresas pueden verificar sobre ti. Se trata solo de dar los pasos en la dirección correcta.